lunes, 3 de mayo de 2010

Explosión y derrame en Luisiana

La explosión de la plataforma submarina el pasado 20 de abril, en el Golfo de México, podría necesitar tres meses de trabajo para encontrar una solución definitiva, según indicó el secretario de Interior de Estados Unidos, Ken Salazar.
El plan de contingencia supone la construcción de un pozo alternativo, a través del cual se inyectará un líquido de volumen más espeso que el petróleo que impediría a éste último seguir escapando a la superficie. Es decir, que el líquido inyectado cumpliría el papel de tapón de bloqueo para evitar que el desastre ecológico continúe aumentando. Su construcción se llevaría a cabo a casi 5 kilómetros del fondo océanico.
Los datos oficiales, compartidos con British Petroleum, la compañía que tiene a su cargo la concesión de la plataforma, aproximadamente unos 800 mil litros de petroleo serían vertidos al mar cada día. Sin embargo, expertos en el tema consideran que el número sería bastante mayor y se encontraría cerca de los 4 millones de litros.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dio la orden de destinar "todos los esfuerzos y recursos posibles durante el tiempo que sea necesario", a los fines de atenuar las consecuencias que producirá el derrame. A su llegada a Venice, en el estado de Luisiana, asumió el compromiso de "preservar a uno de los hábitats más maravillosos del mundo". No obstante, ha advertido también que la empresa británica pagará por lo sucedido.
La mancha, cuyo tamaño alcanza una superficie cercana a los 10 mil kilómetros cuadrados, ha comenzado a cubrir con petróleo a las aves y podría desplazarse, a través de corrientes marinas, hacia el sur de la Florida.



La plataforma Deepwater Horizon causó la muerte de 11 trabajadores y dos día más tarde de la explosión se hundió bajo el mar. El presidente de British Petroleum, Lamar Mc Kay, defendió a las medidas de seguridad de su compañía y aseguró una pronta respuesta, a la vez que confirmó que una falla de equipo fue la causa del la explosión.
Mientras tanto, el daño no se detiene y las consecuencias en el ecosistema podrían ser irreparables, para el día que llegue la solución.

Mauro Maciel

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