miércoles, 16 de junio de 2010

Idea innovadora y sustentable

Desde un modelo revolucionario en energía, rendimiento y medio ambiente, ALS Bioenergías se anima a hacer ruido entre los grandes jugadores, con su propuesta innovadora en cultivos alternativos, inversión acotada en riesgos y tecnología validada. El bio como excusa para la producción de derivados vegetales y el desarrollo futuro de la industria oleoquímica.
La idea del proyecto nació de un plan inicial que suponía la producción de biodiesel a partir de la colza. Ariel Scaparro, hoy presidente de ALS Bioenergías, regresó a la Argentina, en 2006, luego de 2 décadas y tras haber hecho consultoría en energías alternativas y nuevos negocios en Suecia. Entonces, contaba con un acuerdo con una cooperativa sueca, que se frustró luego del conflicto por la Resolución 125, la sequía y la crisis financiera internacional.
Más tarde Scaparro conoció a José Luis Martínez Justo, hoy director de ALS Bioenergías, con larga trayectoria en los mercados de petróleo y lubricantes y pionero en biodiesel en Argentina, y juntos decidieron dar forma al emprendimiento: desarrollar biodiesel, a partir de la aplicación de tecnologías de segunda generación, para la elaboración de biocombustibles de mayor calidad en los mercados más exigentes.
En 2009, ALS obtuvo la patente de su proceso tecnológico y la validación en Estados Unidos por parte de la certificadora internacional, Saybolt. Además, selló alianzas estratégicas con Dow Argentina, para impulsar la promoción de la instalación de plantas, y con KPMG, para la búsqueda de socios inversores interesados en la iniciativa.
“La idea era abocarnos hacia una tecnología que permita producción escalable -cuenta Martínez Justo- y desarrollamos un sistema, llamado multi-feedstock, que no utiliza agua ni ácidos, mejora la calidad del biodiesel y admite procesar una gran variedad de materias primas. Así, podemos arrancar un paso antes porque no necesitamos refinar. También incluimos un sistema basado en la nanotecnología que permite una reacción muy superior a la de las tecnologías tradicionales y brinda un rendimiento espectacular, alcanzando un agregado mínimo de conversión del 3%, de punta a punta.”
En el caso del biodiesel los ideólogos del proyecto proponen cultivos alternativos que nacen en zonas desérticas o semi desérticas, y el de la salicornia resulta demasiado atractivo. Se trata de una planta que crece en zonas marginales y se riega con agua salada, de mar, y permite pensar en todo el litoral argentino, como un área potencial para expandir la frontera agrícola. “La salicornia podría ofrecer una parte muy pequeña destinada al consumo humano (el espárrago), el resto de la planta como proteína animal y, por último, a partir de las semillas, como aceite para el biodiesel”, sentencia Scaparro.
El proceso de búsquedas encabezado por KPMG se encuentra recién iniciado, desde los primeros días de junio y comprende un abanico de soluciones financieras, como joint ventures, participación con management de ALS, inversión de los productores o interesados o entrega de planta llave en mano. “KPMG ha cursado invitaciones a 35 grupos que fueron prefiltrados en base a una serie de criterios y se prevé un período de 45 días hasta que los interesados empiecen a ofertar”, aporta Scaparro.
En materia de regulación, la Argentina comenzó el 1° de enero con el bioetanol, cuyo corte es hoy del 2%, y a partir del 1° de abril, el corte de biodiesel, en todo el gasoil que hay en el mercado, es del 5%. Hasta ese momento se existían rumores acerca de una inminente norma legal pero el desconocimiento de los precios impedía a que los interesados se decidiesen a invertir y, por lo tanto, todos los proyectos estuvieron abocados a la exportación. Presentadas las reglas del juego, comenzaron a surgir proyectos abocados al mercado local.
“Las ventajas fundamentales que ofrece la Argentina pasan principalmente por la materia prima -señala el presidente de ALS-. Nuestro país es número uno de productores de aceite de soja, cuyos costos no se pueden combatir, en términos competitivos, en ningún otro país del mundo”.
Martínez Justo adelanta que como punto de partida ALS instalará la primera planta de producción de biodiesel en la localidad de Zárate. “Será nuestro buque insignia, una planta modelo, replicable en tamaños mayores o menores en cualquier lugar de Argentina o del Cono Sur, y contará con 60 mil toneladas para abastecer al mercado argentino. Su construcción se estima en un plazo de 180 días, desde sus cimientos hasta la producción del biodiesel”.

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